Capítulo 20
Definitivamente no va más
Entro a clases. Un nuevo día de escuela. Todavía sigo pensando en el e-mail que me envió Valentín y vuelven a mí nostalgias de recuerdos felices a su lado, de la que yo creía “mi gran historia de amor”. Solange me mira sonriente sin decir nada. Es raro que esté muy amable hoy. Sé que nunca voy a poder volverlo a ver, aunque lo desee con todo mi corazón.
Nos toca exponer los trabajos prácticos sobre la bulimia y anorexia. Nos tocó a Lily y a mí, hablar sobre la monografía que estuvimos haciendo ayer. La profesora nos pone un siete de calificación. Pasan varios grupos más que expusieron su ensayo. Hasta que le toca a Solange, que empieza a proyectar un vídeo en la pantalla de protecciones.
Para mí sorpresa y la sorpresa de todos, empieza a reproducirse en la pantalla de la TV plasma, el programa de televisión del conductor Valentín, donde por primera vez me tocó cantar. Y justo en la parte donde Valentín me presenta como Giselle Darlene La Novia Cumbianchera. Solange me señala con el dedo y dice burlona:¡ La Novia Cumbianchera! - todos empezaron a reír.
Corriendo y, completamente humillada salgo del aula. Voy al baño de mujeres, y sentándome en el suelo frío, lloro desconsoladamente. Qué crueles son los seres humanos! No puedo creer que puedan ser capaces de tanta maldad! Maldigo con toda mi alma el día, que, por la fuerza me metieron aquí, y este horrible sitio desde entonces, se ha transformado en una terrible prisión. Y maldita es esta cualidad humana qué he adquirido: el llanto, lágrimas de dolor, más dolor el que siento muy dentro de mi alma.
La rectora, la monja Margarita, nos reune a Solange y a mi para retarnos, y darnos un largo discurso sobre la Biblia y el amor al prójimo. Atrás de su sillón, se puede ver un veatraux con la estirpe de Santa Gertrudis con un gato en sus brazos. Dicho sermón, que resultó inútil, para mi y para Solange, ya que ella mira indiferente mientras mastica chicle. Termina el sermón, sale Solange de la dirección, se reune con sus cómplices que la espera en la puerta, y se van riendo a carcajadas por las escaleras.
Al terminar la jornada, a la salida todos me cantan burlonamente -“La Novia Cumbianchera” “La Novia ramera”- O dicen cosas hirientes como: - ¡que mal que cantas! ¡Que gorda te ves en la televisión! O, ¿con cuántos te acostaste para salir en la TV?
Ángel me mira de lejos y me dice :- No les hagas caso. No valen la pena.
Yo bajo la mirada y voy corriendo a mi casa.
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